Caminar sin apuros en una noche de verano (ahora es invierno, y parece que va a durar la mismísima eternidad).
Terminar la carrera que estoy cursando (queda muy poco pero se está tornando una misión imposible).
Enseñar a leer y escribir a quienes hayan pensado alguna vez que nunca podrían hacerlo.
Enseñarles a mis hijos a ser libres, y que después con esa armadura puedan enfrentar al miedo, la tristeza, la desesperanza y a la propia alegría.
Dormirme sin pensar en mañana.
Hacer una fiesta de (mi) cumpleaños.
Pasear con Clau bajo los ginkgos del bosque de La Plata.
Volver a ver a Julieta.
Volver a leer un libro sin pensar en ninguna otra cosa, con la capacidad de desaparecer del mundo.
No es un orden de prioridades, ni son los únicos, pero basta para empezar...
Terminar la carrera que estoy cursando (queda muy poco pero se está tornando una misión imposible).
Enseñar a leer y escribir a quienes hayan pensado alguna vez que nunca podrían hacerlo.
Enseñarles a mis hijos a ser libres, y que después con esa armadura puedan enfrentar al miedo, la tristeza, la desesperanza y a la propia alegría.
Dormirme sin pensar en mañana.
Hacer una fiesta de (mi) cumpleaños.
Pasear con Clau bajo los ginkgos del bosque de La Plata.
Volver a ver a Julieta.
Volver a leer un libro sin pensar en ninguna otra cosa, con la capacidad de desaparecer del mundo.
No es un orden de prioridades, ni son los únicos, pero basta para empezar...