martes, septiembre 26, 2006

Esta mañana



"La gente anda sola y cojea, así, por la mañana se enamora hasta el más tonto de todos, el que nunca sabrá nada de sí mismo. Esta mañana, cada mañana, mañana, habremos llegado donde haya que llegar, sin amor, con amor, solos, habrá que llegar, acompañados o no, habrá que llegar, sin trayectoria, sin destino, sin horizonte donde poner los ojos, habrá que llegar, sin libros por leer, sin un cuerpo del que se pueda esperar una hermosa sorpresa, sin destino, andando por andar, viviendo por vivir, sin casa, habrá que llegar a algún lugar, desnudo frente a un océano que te arrastra hasta no ser sino su espuma. Y así, asaltado por las olas de septiembre, esta mañana, has mirado hacia atrás... ¡No te tengo piedad pasado mío! Y te dejo morir, como una vieja ballena que se suicida en las playas del tiempo".


Dionisio Cañas, "A veces un oscuro animal se apodera de mí", de su libro Corazón de perro


Llevo varios días leyendo y releyendo este texto, y no puedo dejar de disfrutarlo. Así que no me resistí, una vez más, a tomarlo prestado de Pájaros Mojados, y traerlo aquí. De paso estuve conociendo al autor y su obra (gracias Xavi, por estos descubrimientos).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué dulzura tu blog, que cálidas tus palabras, que abrazadoras tus citas. Afortunada la persona que amas, aquella que desvelas con tu ausencia y que espera ansiosa que un día el ruido de tus llaves denuncien cercanía, que digan que por fin has llegado.

Anónimo dijo...

Volveré temprano,
no dejaré que se seque
tu noche
ni el ficus de la entrada.
Daré luz a los peces
que navegan por la casa,
y en tu vientre
no habrá marejada



No habrá dilaciones.
No habrá más aullidos
ni cuchillos
arrastrándose en la calle.
Seremos nosotros
los que al alba hablen
de este aroma de tormenta.
Seré yo quien te descalce.

Volveré temprano.
Hoy haré la cena.
No temas,
que la noche ya termina.
Y a lo lejos, lluvia
y unicornios que relinchan,
pasionarias que florecen
nos darán la bienvenida.



Volveré temprano.
Te traeré la aurora
y, para tu espalda,
polvo de mariposa.
Si nadan estrellas
hoy bajo tu ropa,
allí estaré yo.

Anónimo dijo...

por aquellas casualidades de la vida, aquel libro fue un hallazgo inesperado pero muy simbólico. en algún post de pájaros lo relatamos mi amigo roberto y yo… que a veces las casualidades te llevan a encontrarte pequeñas joyas, que le dan sentido a los momentos que bien podrían pasar desapercibidos. más tarde, me puse en contacto con el autor, al que pude manifestarle mi gratitud por esas cosas, que quizás sin pretenderlo, consiguen despertarnos o contagiarnos este tipo de emociones. Te agradezco la cita, y el comentario que me dejaste, por el cual me he sentido muy honrado, mucho más de lo que debería.

saludos y abrazos desde barcelona.

Anónimo dijo...

Pues últimamente no creo nada en casualidades. ¿Uno va en busca de las cosas, no?. Quizás no exactamente de un libro o de un encuentro, u otra cosa en particular, pero sí en busca de determinadas sensaciones, de sentirse bien de determinada forma, una forma que se parezca cada vez más a la de uno mismo. Me parece.
Quizás por eso tu encuentro con el libro, quizás por eso el encuentro de esas pequeñas cosas que para cada uno de nosotros son sin duda pequeñas joyas.