jueves, septiembre 13, 2007

Para que no se olviden

A Hernán, con un tirón de orejas.


Muchas veces en mi vida me atacó una sensación extraña: la de creer que pertenezco a una rara generación en extinción. Como si quienes tienen mi edad no compartieran los mismos recuerdos, la misma nube nostálgica hacia cosas que van quedando inevitablemente en la niñez, y que sólo pueden volver cuando se las rescata en reuniones de pares, de esas en las que los “te acordaaaaaas de…?” surgen a borbotones.

Pues bien, me he encontrado con poca gente de mi edad que recuerde las mismas cosas que yo. Por caso ¿alguien que visite este blog (¡y que no sea ninguno de mis hermanos!) ha leído de chico la colección de los cuentos del Chiribitil? ¿Existe algun humano de treinta y pico por ahí que haya disfrutado con los libros de Polydoro? (aun con esas historias bíblicas que vaya a saber por qué no pasaron el filtro de unos padres poco proclives al adoctrinamiento religioso).

Más aún: ¿alguien recuerda las revistas Recreo?

Supongo que muchos habrán leido a Elsa Borneman y escuchado a María Elena Walsh. Más de uno habrá pasado tardes calurosas, ya preadolescente con los libros de la colección roja de Billiken, o con los amarillos de la Robin Hood. ¿Pero qué hay de aquellos tesoros de la niñez, de mi niñez?

Este sí, este no, este no, este no, este sí…

El ritual se repetía de cama en cama. Lo disfrutaba los fines de semana cuando dormía en casa de mi viejo, sin apuros y sin madrugones en ciernes. Mi papá con la pila de las Recreo y alguno de nosotros eligiendo el cuento que nos tocaba esa noche. Uno por cama, una elección por cama. A veces una elección (y un cuento) cada dos camas, para ahorrar voz y apurar el tiempo del descanso. Después, orejas de la almohada para afuera y a dormir.

Recordé todo esto mientras visitaba Para que no se olviden. El sitio es español, pero sin embargo muchos de los títulos que rescata no me pasaron desapercibidos, como los de la colección “Cómo hacer”. Maravillosa idea , teniendo en cuenta que el papel se deteriora, y que algunos tesoros de aquella época en la que éramos chicos, parecen no ser merecedores (y yo discrepo totalmente) de reedición alguna.

Me dieron muchas ganas de empezar una iniciativa similar. Entre mis hermanos hay quien tomó la decisión de empezar a escanear, pero no sé hasta donde habrá llegado en la empresa. Pues bien, hacen falta otros escáneres (¿se dice así?) y otras ganas. Digo, cooperación. Y poner manos a la obra. ¿Por qué no dejar ese legado?

Después de todo, en el futuro las pc estarán cada vez menos atadas a un rincón o a un cable. Serán cada vez más portátiles, livianas y fáciles de manipular. Quien sabe si arrastrando el ratón por la pantalla no se podrá reeditar la ceremonia del “este sí, este no…”

Y quizás, quien sabe, después del cuento, de apagar el monitor, y de sacar las orejas, los besos paternos y maternos sigan sellando el encuentro.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me hubiese gustado mucho que me leyeran cuentos antes de dormir.

Los recuerdos de mis lecturas primigéneas se remontan a las Patoruzú e Isidoro, El Tony e Intervalo y también algún "libro condensado" del Selecciones. Codos apoyados sobre la mesa, luz de frente, manos en las orejas y a leer.

Una tarde por mes, una Patoruzú duraba una tarde. ¿Para qué te comprás eso? ¿no ves que se te acaba enseguida?

No, no tuve quien me leyese cuentos al irme a dormir. Por eso que Para que no se olviden es para mi más un tesoro histórico para indagar que una fuente de nostalgia. Sin embargo, coincidimos Nat. Me parece una maravillosa idea digna de imitar.

Ps.: Estaría bueno que en el futuro todos los nenes tengan acceso a una PC portátil y liviana, pero mejor estaría que le leyesen cuentos antes de dormir.

Hernán dijo...

Nati, gracias por la dedicatoria!

Hace poco hice un pedido a nuestra biblioteca paterna para seguir escaneando... justo ahora se me ocurre seguir, cuando estamos lejos. Voy a paso muy lento pero espero algun dia terminar. Y ParaQueNoSeOlviden parece un buen lugar para dejarlos disponibles! A los pocos titulos que reconoci (cuanto hay de lo que uno nunca oyo... y que pocos oyeron de los Chiribitil!) me daban ganas de volver a leerlos.

Al menos, entre todos los cuentos que le leemos a Tomi cada tanto va a haber algun Chiribitil. Aunque no se con el encanto de elegir (y escuchar) en la cama. Espero que le gusten como a mi me gustaban! (En algunos, ahora que los veo... noto que se perdio todo el encanto -- no hace falta aclarar a quien se le perdio, si a los relatos o a mi).

Anónimo dijo...

Los libros de mi infancia son muy distintos de los vuestros.

Otro tiempo, otro país...

Sin embargo, hay un lazo de unión. Por aquella época España vivía una dura posguerra, el país intentaba recuperarse de la guerra "incivil", y el publicar libros para niños no era una prioridad. Por eso algunos venían de Argentina, como los cuentos de la editorial Peuser.

Años más tarde, ya en la adolescencia, conocí a J.R.Jiménez, Tagore, Alfonsina Storni, Aleixandre e, incluso, a mi paisano García Lorca, gracias a la Editorial Losada. De allí venía lo que la censura impedía publicar en España. Y así, durante mucho tiempo, mi generación asoció la cultura con el otro lado del Atlántico.

La cultura y la modernidad, ya que también recuerdo que mi madre recibía -no se como- la revista Para Ti, en donde se veían fotos, dibujos e informaciones impensables en nuestra dictadura.

violeta dijo...

Para mis hijos y para mi nieto, los cuentos del Chiribitil siguen siendo lo más: ireemplazables, únicos, llenos de encanto...
Espero ansiosamente los scaneos

Unknown dijo...

Hola, por una de esas casualidades sabes donde puedo conseguir los cuentos de Chiribitil?, yo los lei de chica y me encantaban!!! ahora tengo 2 bebes y me gustaria conseguirlos nuevamente. Gracias

silvianaif dijo...

La colecciòn de los cuentos del Chiribitil comenzaba con los Principes Verdes, La Carta de Tilìn , El Mono doctor, Chiquirriqui viaja a la Selva Misionera, Asì Naciò Nicolodo... de los que recuerdo..., me llevaban al dentista los martes y ese dia salian y me compraban uno cada semana... los recuerdo con mucho cariño y nostalgia, me gustaria disfrutarlos ahora, sè que en algùn momento estuvieron en casa... y ahora ya no sè donde estàn..., añoro esos cuentos... los quiero recuperar, pero los he buscado y me dijeron que es imposible encontarlos... de Maria Elena Walsh recuerdo a Dailan Kifki . Un Elefante ocupa mucho espacio de Elsa Borneman lo tengo como un tesoro guardado... Espero compartirlo algun dia.

Anónimo dijo...

Si, como no!, yo tengo 38 añitos y recuerdo perfectamente "Los cuentos del chiribitil", no se porque me quedaron grabados mas profundamente los de Nicolodo y uno de un personaje llamado Jacinto con cara de turro que le afanaba el chupete a un niño y todos opinaban que le pasaba al pibe que lloraba... y las tias de Trenquelaunquen! jajajaj... no se donde fueron a parar, pero no me quedo ni uno! si alguien tiene y los vende que me avisen, saludos!, les dejo mi e-mail: ossettcolor@yahoo.com

Unknown dijo...

¡Hola a todos! Me encantó la nota original y también todos los comentarios. Les cuento tres cosas;
1- Les compraba y leía los Cuentos del Chiribitil a mis 5 hijos que ahora tienen 36, 34, 30, 25 y 25 años (los últimos son mellizos).
2- Todo aquel que quiera leerlos, puede acercarse a mi biblioteca ya que tengo la colección completa(y muchos repetidos).También tengo, casi completa, la colección anterior del CEAL:"Los cuentos de Polidoro"
3- Soy la autora de tres títulos de la colección:"Los lobos del bosque", "Negrita y los gorriones y "Un buen compañero". ¿Alguien los recuerda? Pueden leerlos en el blog de mi biblioteca.
Un beso a todos.

Susana Navone
www-biblioteca-habiaunavez.blogspot.com