jueves, noviembre 08, 2007

La decisión

Por mi parte tendría que decirte: se acabó, terminé...Pero te juro que seguiría alargando el pasado con tal de que no llegara el momento de tu decisión.

Sí, Alejandra, cualquiera es una decisión. Que no digas nada también. Y todo lo que te dije esta mañana, también. ¿O creés que no me hubiera resultado más fácil comentarte, como al pasar, que hace unos días mi viejo volvió de viaje y listo?


De la novela "Las visitas", de Silvia Schujer, Alfaguara Juvenil, Buenos Aires, 2006.

Un texto para gente "desde 12 años", de la colección azul de Alfaguara. Me emocionó.

6 comentarios:

Nat dijo...

Fernando, de unos 13 años, decide un buen día contarle a su novia Alejandra su pasado.
Su pasado que tiene que ver con él pero también con quienes lo rodean, con su padre preso, con su madre sostén de la familia, con su hermana adolescente, con las visitas a la cárcel.
Durante esos años, sólo unos pocos supieron que su papá no estaba "de viaje".
Y esta mañana ha decidido contar "su" historia, con dramas, alegrías y detalles, a quien más está queriendo...

Anónimo dijo...

http://blog.pseudolog.com/

Nat dijo...

Senior:

Sabía del libro, de hecho lamento no poder comprarlo (aunque los textos estén gratuitamente en Orsai), porque todavía no está en venta en Argentina, y es una de esas cosas que están en la web, pero, como diría el propio Casciari "quisiera poseer físicamente".

A propósito, me reí con el post del enlace que me dejaste. No podía dejar de pensar que Hernán hubiera escrito un buen post de haber escuchado la frase "beber mate".

Digamos que el mate se toma. "Vamos a tomar mate", decimos los argentinos. Jamás se bebe. Pero jamás de los jamases.

¿Te tomás unos mates? estoy por aquí, no tan lejos, en la costa argentina del atlántico.

Besos

Anónimo dijo...

Gracias, Nat, por la invitación.

Pero más bien un dulce de leche...Lo tomo en el desayuno, sobre las tostadas, una ligera capa por aquello de los kilos. (No se si eso será también un despropósito)

Anónimo dijo...

Yo te entregué mi sangre, mis sonidos,
mis manos, mi cabeza,
y lo que es más, mi soledad, la gran señora,
como un día de mayo dulcísimo de otoño,
y lo que es más aún, todo mi olvido
para que lo deshagas y dures en la noche,
en la tormenta, en la desgracia,
y más aún, te di mi muerte,
veré subir tu rostro entre el oleaje de las sombras,
y aún no puedo abarcarte, sigues creciendo
como un fuego,
y me destruyes, me construyes, eres oscura como la luz.

Juan Gelman

Bienvenido a España.

Nat dijo...

Cohabito con un oscuro animal.
Lo que hago de día, de noche me lo come.
Lo que hago de noche, de día me lo come.
Lo único que no me come es la memoria. Se encarniza en palpar hasta el más chico de mis errores y mis miedos.
No lo dejo dormir.
Soy su oscuro animal.


(De "Salarios del impío")

Que alegría que la poesía reciba premios. De alguna forma nos reconcilia con el mundo. Y vemos que, como dijo Galeano, hay justicia. Aunque sea breve y pequeña.

(Respecto al comentario anterior, Senior, prefiero una ligera capa de tostada, y una bien generosa del dulce de mis amores. Cosa de no dosificar los placeres, como dice el Nano :) ).