jueves, junio 14, 2007

No debería estar escribiendo esto

Resulta que es miércoles por la mañana y la vida no avanza. Es decir, avanza, pero como decía alguien, mientras yo estoy haciendo otra cosa (que no sé cual es).

Tengo dos horas para cumplir con un trabajo y divago de blog en blog. Me es difícil concentrarme y no quiero concentrarme. Tal vez ganas de tener toda una tarde para quedarme colgada en las alturas, mirar el sol si es que como hoy se digna a salir, caminar un rato y después sentarme placidamente a escribir lo que me venga a la cabeza, que claramente no es la nota sobre el Patronato de Liberados, ni los reclamos de los señores de buena familia que piden mano dura.

Lo cierto es que vía Bloglines leo a Sebastián, y a través de él llego a un par de bitácoras lindas. Y ahí me quedé…Me siento culpable si escribo algo “mío”, pero parece que leer no me da culpa.

En fin, que he perdido tiempo como todos los días. Y lo sigo haciendo.

Creo que mi día felíz va a ser aquel en que no sienta que lo estoy derrochando. Quizás entonces la vida comience a transcurrir mientras yo estoy en ella. Quizás, no sé.

Mientras, algo que leí me dio una puñalada. Así son las cosas. Siempre alguien te tira la verdad en la cara. Tal vez termine de decidirme a vivir un día de estos.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos miramos a los ojos y habló con furiosa suavidad. Busqué entre mis cosas el tiempo que había perdido: estaba ahí, entre unos libros. Me incliné un poco, cargué la mochila sobre mis hombros y le dí las gracias al despedirme.

Nat dijo...

El tiempo perdido suele estar en unos libros guardados en una caja de cartón, con cierto olor a humedad...
Hace unos años abrí una de esas cajas y creí que me había encontrado con buena parte de él. Pero luego, no sé, volví a perderlo.
Y ahora, que los libros no están en cajas de supermercado guardadas en la casa de alguien querido...ya no sé donde buscarlo.
Quizás, si, entre los mismos libros, quizás en algun rayo de sol que no me atrevo a mirar, quizás en una mirada...
O tal vez finalmente no haya tiempo perdido. Tal vez el tiempo no se pierda. Cuando las mañanas soleadas se transforman en tardes grises como ahora, dudo.
Pero otras veces creo posible que el tiempo sea eterno.

Anónimo dijo...

¡Hola de nuevo, Nat! Gracias por el link. Compartimos profesión y, según parece, este tipo de experiencias semiculpables. :)

Pero bueno, la cuestión no es (a mi modo de ver, con treinta y dos años a cuestas y mucho tiempo irreversiblemente perdido) que el tiempo pueda ser eterno, sino en qué debería consistir la vida. Es decir, ¿el tiempo que pasamos haciendo lo que nos pagan por hacer es, necesariamente, de mejor calidad que el que pasamos, no ya haciendo lo que nos gusta, sino vag(ue)ando en busca de algo que pueda gustarnos?

Me enrosqué, ya lo sé, y podría explicarme mejor pero no tengo ganas, en buena parte porque el recuadrito ridículamente chiquito que Blogger les dedica a los comentarios le saca las ganas de explayarse a cualquiera. Ya me está dando náuseas.

(No es que b2evo sea mucho mejor, por cierto.) :(

Anónimo dijo...

Otrosí digo: revisando rápidamente tus últimos posts, veo que compartimos también algún gusto, por caso, el Nano.

Nat dijo...

¿Compartiremos también la lentitud en contestar comentarios? :)
Soy un desastre, lo asumo.

No, Sebastián, de ninguna manera creo que un tiempo sea de mejor calidad que el otro, ya puestos a reflexionar. Pero el hecho es que si compartiste la sensación (me encantó la expresión semiculpables), es porque hay algo (la sociedad, lo bien visto, nosotros mismos, o vaya a saber qué) que nos lleva a sentirnos mejor el día que tenemos el "deber cumplido".
Sensación que sin embargo también surge cuando escribimos algo que nos sacamos de muy adentro, que hacía tiempo queríamos poner en palabras y que plasmamos, por ejemplo, en un post. O en un mail a un amigo. O que se yo...

El asunto de sentirnos bien (y no culpables) en los ratos de ocio, ya es otro cuento. Requerirá tal vez una decisión, como digo, de decidirse a vivir en serio. Una decisión de, como vos decís, que la vida consista en toooodos los momentos. Que siempre estemos allí disfrutando.
Yo también me enrosqué.
Si no para qué.

Un saludo y como decían los chicos después de los cumpleaños, gracias por venir.

JJ RICHARDS dijo...

Ya tener tiempo está muy bien. Aunque sea para perderlo...

Saludos!

JJ

Nat dijo...

Empiezo a pensar que no existe "el tiempo".
Estoy sospechando que nosotros somos el tiempo.
Cuando nos perdemos, perdemos el tiempo también.

Cuando vivimos sabiendo lo que queremos, e intentando hacer lo que soñamos, el tiempo ya no es una variable. Todo está entonces en su sitio.

¿Será?

Saludos, JJ

Profesor Portillo dijo...

Debí comentar hace mucho tiempo este post.

Un saludo, Nat, ahora que ya no es tiempo ni destiempo. Ahora que peligrosamente ha encallado esta bitácora en este post.

Más allá de tiempos y de referencias la vida monta sus secuencias y se muestra en ellas. Aveces nosotros ni siquiera lo sabemos. Llega entonces el momento en que somos conscientes de algo que pasó o que aún es y nos obsesionamos con hacer conscientes las fechas, cada inicio y cada fin, cada encuentro, cada gesto, cada clave... Futílmente, inútilmente...

¿Por qué no dedicar las energías a construir el presente, que es donde vivimos?

Recién vuelvo de mucha ausencia digital. La vida más presente que nunca. Tal vez desaparezca un poco más en las próximas semanas.

Anónimo dijo...

Ay, se me borró el comentario. ¿Ves que es odioso este sistema del Blogger?

Decía más o menos que tiene razón el profe Portillo, que es una lástima que el blog haya encallado. Pero que está bien. Que uno escribe y comparte cuando le sale y vive como puede. Y que algunos bloggers tienen lapsus y otros tienen lagunas y otros tenemos mares. :)

Y agrego ahora que es será un placer leerte cuando vuelvas.

Nat dijo...

Casi me alegro de haber encallado. Significó no sólo abandonar el blog por un tiempo para sumergirme en la "vida real", sino también volver y encontrar comentaristas de esos que valen la pena. Esos que no pasaron de casualidad. Los que vuelven. Una vez, y otra. Como vuelvo yo empecinadamente a los blogs que me gustan, aunque no siempre encuentre novedades.

Profe, Sebastián, si nos encontráramos, un día de éstos, a tomar un café o una cerveza, en un bar cualquiera de La Plata o de Sevilla, les contaría que si no estuve es porque estoy construyendo. No es la mejor parte de la construcción, los cimientos llevan su tiempo. Pero de a poquito se avanza.

No estaría mal que ese día llegue. ¿por qué no?. Quizás algun día confirme que aquellos con los que uno traba relación a través de las máquinas, pueden ser esos amigos que escuchan nuestra voz, además de leernos.

Mientras tanto sepan que, aunque el último post está dedicado, es en parte de ustedes el mérito de que haya tenido ganas de volver.

No digo gracias por pasar. Esta es su casa.

Anónimo dijo...

Ando de peregrinación por diversos blogs tras las huellas del profesor Portillo, cuando he llegado a este post que habla del tiempo.

Recuerdo ahora que pensé dejar un comentario sobre la percepción que tiene una persona de mi edad de que el tiempo se acaba, que lo pendiente se quedará pendiente.

No se por qué no hice aquel comentario, y ahora pienso que ha sido a él, al profe, a quien se le ha terminado, cuando parecía que lo tenía todo por delante.

Y digo de nuevo: Era mi turno, no el suyo...

* * *

Posdata con dolor.
¡Que triste leer ahora sus comentarios a la luz de lo ocurrido! Ver como, desde principio de verano, consciente de lo que estaba por venir, su reflexión insistía en vivir el momento presente.

Y empezaba a despedirse: "Tal vez desaparezca un poco más en las próximas semanas"

Nat dijo...

Senior...

No sé. Tu sabes un poco más que yo de la historia del Profe.

Yo no sé si él estaba intentando vivir el momento presente porque sabía lo que iba a ocurrir. Me gusta pensar que era una de esas maravillosas personas que saben aprovechar cada instante de la vida sin culpabilizarse ni vivir pendientes del pasado, o del futuro.

Y alguna vez, leyéndolo, me dio alguna lección en ese sentido.

Tienes el tiempo
que tus palabras piden
largo, eterno


Me estaba diciendo que no me preocupara por el tiempo, que no me sintiera culpable, que hiciera con alegría...al menos eso sentí.

Tampoco sé si empezaba a despedirse...Eso no puedo saberlo. "La vida más presente que nunca"...