viernes, enero 18, 2008

La escalinata

1604963682_4ba430d9e6La de la foto era una sonrisa feliz. De felicidad auténtica y completa.
No imaginó, ni se le cruzó hacerlo en ese momento, los días difíciles que vendrían.

Al subir la antigua escalinata junto a él sintió que comenzaba lo mejor de su vida. Ese tiempo compartido, intenso, aprovechado segundo a segundo, minuto a minuto, día a día.
En algún punto entre la avenida que conduce al campus universitario y las escalinatas del imponente edificio, ella fue perfectamente feliz.Ahora sabía de qué se trataba eso. Para que pensar en nada más.

Los meses, los años, suelen poner las cosas en su lugar. Con el recuerdo de esos días y de esos instantes únicos guardaron en una caja sus sentimientos intactos, junto a varios objetos que querían conservar para un futuro juntos.
Cerraron las tapas de cartón, y ya no supieron como avanzar. La sonrisa quedó grabada en la mirada de él, y los ojos serenos de él en la memoria de ella.
Los escalones se esfumaron, y fue imposible seguir subiendo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Que no se acabe nunca este camino
por el que andamos juntos.
Que no lleguemos nunca
a donde vamos.
Doy un paso tras otro
y bien quisiera,
que los tuyos ¡tan largos!
se pararan.
Y quedarnos aquí, el uno frente al otro,
mirándonos.

Nat dijo...

:')

(sonrisa y ojos nublados)

Anónimo dijo...

¿Y que me dices de esto?

http://alenacollar.wordpress.com/2008/01/23/pablo-saldana-un-intelectual-a-quien-leemos/#comments

nfer dijo...

"Doy un paso tras otro
y bien quisiera,
que los tuyos ¡tan largos!
se pararan"


Ay para qué vine...últimamente ando transitando un camino a cuya vera van quedando partes de mí y cada vez estarán más lejos...

Pero el placer de reencontrar alguien a quien aprecio (¡gracias Senior Citizen por traerme!), repito los versos de más arriba y concluyo que sólo se detendrá el que quiera andar junto a mí.

Porque otros han de hacer su camino, y lo hacen a su modo: juntos empezamos a subir una escalera (hace pocos días) y cuando iba yo pisando el tercer escalón él iba por el sexto.

El intento de refrenarlo o detenerlo hubiera sido, cuanto menos, egoísta y cuanto más, esfuerzo inútil: me hubiera ignorado.

Su tiempo ya no es la medida de mi tiempo...

Anónimo dijo...

Cuando todo está ya lejos, cuando no hay nada que sea ahora, se mira hacia atrás y se piensa que todo valió la pena. Todos los caminos, todas las escalinatas. Por más que la soledad fuera el precio y haya sido el pago.