jueves, mayo 22, 2008

Documento

El poder de escribir. Modificar. Volver atrás. Otra vez cambiar de idea. Recomenzar. Contemplar lo hecho y oprimir las teclas cambiando sentidos, mientras el cursor sobrevuela caracteres y espacios. Borrar todo con un dedo y una leve presión. Sabiendo que se puede empezar de nuevo, una y mil veces. Sin daño, casi sin recuerdos. Y apagar y encender y volver a crear un mundo, una historia, un relato, una crónica. Y dejar para mañana, que temprano se piensa mejor.

Si la vida fuera como un documento de Word en blanco, las cosas serían un poco más fáciles.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sería terrible que la vida fuese como un documento de Word. Que presionando una tecla se borrara todo: lo que gozamos y lo que sufrimos, lo que amamos y lo que hubiéramos querido amar, el tiempo, el espacio, los recuerdos, las personas que nos hicieron lo que somos...

nfer dijo...

Senior Citizen : en este amanecer frío y triste, húmedo hasta la repelencia (y van muchos días ya, que soy resistente pero no tanto), siento que ¡la vida es como un documento de Word!

La tecla "delete" está ahí, muy cerca de las otras, tan cerca que podemos oprimirla en cualquier momento...

Tranquilas, chicas, apenas salga de esta "toldería" de ropa a secar desparramada por toda la casa, tengo que responderos como si estuviéramos con todo el tiempo del mundo, tomando un té o unos amargos, desparramadas en los sillones de la sala, viéndonos "el brillo de los ojos".
Por el momento, además de ordenar "la toldería" y otras viscosidades producto de semanas de garúa y frío, debo atender urgencias sin importancia alguna.

Abrazos muy reales
:)

Anónimo dijo...

En esta sobremesa calurosa, bajo la claustrofobia del aire acondicionado, después de haber vuelto de la calle con los tobillos ardientes y el aliento entrecortado, pienso por qué no habrá un término medio en el que Nfer pudiera secar su ropa y yo respirar sin asfixiarme.

Pero miro en la televisión las imágenes de las "pateras" que llegan de África, con sus hombres muertos, sus mujeres muertas, sus niños muertos. Miro las mujeres embarazadas que desembarcan con la ilusión de que sus hijos nazcan aquí, porque las mafias de Marruecos les contaron que esto es tierra de promisión y que el Estrecho es como un río.... y pienso que ni la "toldería" de Nfer ni mi calor son importantes.